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Palabras como muros, abrazos que no cierran

Publicado por Umma1 diciembre 29, 2008 Etiquetas: , , 12 comentarios



Qué tontos somos los seres humanos que en lugar de aproximarnos los unos a los otros, nos ponemos barreras que impidan el contacto.

Hoy, di con una hermosa página gallega. Una página que trata de difundir la riqueza de esa región de España, al mundo… Pero ¡qué paradoja! lo hace en gallego y sin un traductor.

Me pasó, lo que a otros lectores, muchos de los cuales quizá tengan sangre gallega; me fui sin compartir, sin aprender. Me fui como vine, pero con el sabor amargo de las discriminaciones.

Porque si me escribís en gallego, hermano, no puedo leerte. Te quedás vos con tu cultura a una distancia sideral, te quedás vos en tu globo, celebrando tu aislamiento y yo con los brazos estúpidamente tendidos.

Me acuerdo de los gallegos que poblaron mi vida. Los de mi infancia a los que siempre traigo a cuento y, los que me dio la vida, cuando me casé. Todos hablaban en castellano, sabían que no hay afectos sin palabras compartidas.

Yo estoy a favor del mantenimiento de los idiomas regionales, que los catalanes hablen en su idioma, y los vascos en el suyo, y los gallegos en gallego… Mucho más después de las mutilaciones que impuso Franco. Pero estaría bien que lo hicieran entre ellos, que si la página, pretende dirigirse al mundo, no nos marginaran a los que no hablamos su lengua, como si no fuésemos dignos de acercarnos.

¿Qué forma de tender puentes es la de imponer "la" diferencia, cuando vos y yo tenemos un obligado punto de contacto?

Me quedo entristecida, pensando que los humanos no aprendemos nunca, no aprendemos que tu mano y la mía aunque sean distintas son una misma cosa.



A todos mis amigos, mis deseos de un 2009, en el que estemos todos mucho más cerca, abrazados y celebrando en PAZ, las pequeñas alegrías de la vida.

La voz humana

Publicado por Umma1 marzo 09, 2008 Etiquetas: , , , 27 comentarios


Hace nada, tuvimos una noche de tormenta.



La lluvia era tan intensa, que abandoné todo proyecto de salida y me quedé escuchando en la radio a un cineasta. Como había tenido mucha actividad me fui a la cama temprano.



Me acosté, retomé la escucha, hasta que se cortó el discurso y quedé en medio de una música hermosa que no podía identificar. Pensé que sería una cuestión de segundos y como estaba tan relajada , no quise darme vuelta para sintonizar lo que oía antes.



Me quedé boca arriba, hundida la cabeza y los hombros en las almohadas, mirando por el ventanal, la luz artificial y lejana que parpadeaba en medio de la lluvia.



Desde una maceta alta, sobre las rejas, caía una cascada de uña de gato, que como dedos se extendían hacia la noche siniestra.



Se trataba de un programa gitano. El locutor , en medio de una música fabulosa de violines, narró un cuentito en un dialecto zingaro de Hungría.



Por supuesto no entendía palabra, pero la voz era tan envolvente, contaba su historia con tanta emoción, que me hundí en la más plena de las felicidades.



Quedé suspendida en la magia de la voz humana, por un rato toqué el paraíso.




Hace nada, un equipo en investigaciones sensoriales del Conicet, comparó 1400 oraciones (pronunciadas en porteño) con otras tonadas del mundo, y descubrieron que nuestros acentos tonales, se asemejan al del dialecto napolitano.


Esto no tendría mucha importancia fuera del universo de la lingüística, si no fuera por las aplicaciones a la que se dirige la investigación, desarrollada, al parecer no para un mejor entendimiento de nuestras determinantes histórico-culturales, sino para la tecnología.
Se dice que servirá para mejorar las comunicaciones, en tanto se acrecienta la comprensión del mensaje.

Y ahí se desnuda este mundo en el que vivimos. El ejemplo lo dan ellos mismos. Si un madrileño nos deja un mensaje de voz en el celular (móvil), vamos a tener que escuchar dos veces para decodificarlo, porque su entonación se nos hace incomprensible.

Es verdad, les pasa a los españoles cuando ven cine argentino, nos pasa a nosotros cuando vemos el suyo, hay parlamentos enteros que se nos pierden.

Entonces, ahí viene la panacea, la mejora en la comunicación se nos garantiza, gracias a este descubrimiento, si limpiamos las voces de la entonación de origen y las oímos en una asepsia de robot que nos permita la compresión en el menor tiempo posible.

Tiempo, esa es la clave. Ganarlo. Yo me pregunto si al tiempo se lo podrá depositar en un banco y que interés rendirá al cabo de una vida. ¿Qué ganancia tengo, si un traductor de entonaciones, borra las voces de mis amigos que están del otro lado del mar, o más allá de la cordillera, o al norte del continente? Si me llegan palabras desprovistas de sus sutiles modos, de sus graves, de su calidez, de todas las particularidades de la voz, que permiten palpar el estado de ánimo del que me habla y se guarda en mi memoria como un registro del tú a tú, ¿Cuántos segundos gano?

Qué sociedad falaz, inconsistente que pretenden hacer de nosotros.

Hermano, decodifiques de una o no, la parca igual te espera a la vuelta de la esquina.