Hace algún tiempo, estámos con mi hijo, esperando que nos atendieran en una repartición oficial.
De pronto todas las miradas se concentraron en una araña que caminaba muy oronda entre los pies de los que esperábamos. No era una gran araña, pero tenía patas largas que la elevaban bastante del suelo, y un cuerpito en forma de lágrima negra, que la distinguía de las baldosas claras.
Ninguno se animó a pisarla, creo que por verguenza, pero ningún ojo se apartaba del caminito que tan diminuto bicho trazaba, hasta que subió por una puerta y se perdió.
De pronto todas las miradas se concentraron en una araña que caminaba muy oronda entre los pies de los que esperábamos. No era una gran araña, pero tenía patas largas que la elevaban bastante del suelo, y un cuerpito en forma de lágrima negra, que la distinguía de las baldosas claras.
Ninguno se animó a pisarla, creo que por verguenza, pero ningún ojo se apartaba del caminito que tan diminuto bicho trazaba, hasta que subió por una puerta y se perdió.
Tuve que regresar un par de horas más tarde. Entonces, ví que alguien la había aplastado.
Una mujer que seguía esperando a ser atendida, me observó y me dijo
- La mataron.
Intercambiamos una sonrisa triste.
Una sonrisa de derrota, creo.
Una mujer que seguía esperando a ser atendida, me observó y me dijo
- La mataron.
Intercambiamos una sonrisa triste.
Una sonrisa de derrota, creo.
Seguramente terminó con ella, alguien impune libre de miradas.