El lunes 24 de agosto de 1859, el siempre atribulado Dostoievski por falta de dinero, escribía a su hermano Misha
“Ahora tengo todavía una petición enorme que hacerte. Es la siguiente: mi esposa no tiene sombrero (Los vendimos todos antes de salir de viaje. ¡No íbamos a cargar con ellos 4.000 verstas¡) Aunque mi esposa, consciente de nuestra carencia de dinero, no quiere ningún sombrero, te pido que juzgues tú mismo: ¿Acaso habrá de pasarse un mes entero encerrada en su habitación? ¿Tendrá que desaprovechar el aire, volverse amarilla y perder peso? El ejercicio es indispensable para la salud y por eso deseo, sin falta, comprarle un sombrero. En las tiendas de aquí no hay nada, los sombreros que hay son de verano, son feos y mi esposa desea uno de otoño, corriente y lo más barato posible. Por eso he aquí el insistente ruego con el que recurro a ti. Envía a alguien o ve tú mismo a donde Mme Wichman, y, si hay alguno ya confeccionado, cómpralo. De lo contrario, encárgalo. El sombrero debe ser de color gris o lila, sin ningún adorno, ni ninguna cosa vanidosa, sin flores; en una palabra, lo más sencillo, barato y elegante posible (de ninguna manera ha de ser blanco), o sea usual en el sentido más completo de la palabra. Ya le haremos después un buen sombrero de invierno. Ahora necesita algo sólo para cubrirse la cabeza, no va a salir con la cabeza descubierta”. …. “Por Dios Hermano, no te niegues. Venderé la calesa y te devolveré de inmediato el dinero.”
Oleo: Michel macron
Remanentes
Hace 1 hora
18 comentarios:
Curioso relato nos regalas...Tendré que mirar si encuentro para este otoño algún sombrero ;-)
Besos sin sombrero.
Quién dice que los sombreros no son importantes, ja ja ja.....Un saludo afectuoso.
Parece que, en aquellos tiempos, salir sin sombrero era como salir desnuda a la calle.
Vaya. Lo que da de si un sombrero. Y es que, aunque barato, un sombrero era todo un simbolo de clase. Y, como dice Amelche, sin sombrero era como ir en cueros.
Gran texto y gran imagen.
pues vaya que me ha hecho gracia y también me ha dado ternura. gracia por el hecho de estar encerrada en una habitación solamente por no tener sombrero y ternura por la preocupación y pedido de Dostoievski.
gracias por compartirlo.
abrazos
Todo sea por un sombrero de otoño. Abrazos.
Es una ternura similar a la que me provoca al leer las cartasde Vincent a Théo...
Muy tristes sus vidas.
Saludos
Un sombrero sencillito como el del caballero francés de tu imagen?
uhmmm, YOLE te a va costar trabajo.
Besos con o sin sombrero...
No menos esclavos somos ahora de las modas. No te parece YESSI?
Tal cual AMELCHE.
Los sombreros tenían algo de extremo, o muy elegantes o ridículos.
De todas formas, creo que las modas de nuestras abuelas fue muy femenina, con detalles, encajes, puntillas,velos.
En fín... Cosas de las chicas que tenían tiempo... Aunque no habían lavadoras... Complicado...
Pobre Dostoievski, LAURA.
Es increíble que pudiera escribir en medio se semejantes dificultades económicas. A pesar de todos los apremios, era capaz de ese gesto de amor, que para algunos parecerá una superficialidad.
Hola NIKA.
Encerrada al punto de enfermar por falta de sol.
A mí también me produjo ternura. Los pequeños actos de los hombres que pasan a la historia.
Casi como para escribir un cuento, o porqué no un poema... No te sugiere uno FGIUCICH?
Es que las cartas nos dejan ver la otra cara de los personajes públicos REAÑO.
Esa de la bata y las pantuflas.
HOla HORMIGUITA.
Tristes, sin embargo encontraban el hilo de la sublimación.
A mi me encanta Dostoviesky, la falta de dinero fue factor muy importante para su escritura, se veía forzado a escribir para poder vivir.
Espero que le hayan conseguido el sombrero a su bella esposa!
Gracias por regalarnos esta misiva!
Abrazos
Otro relato triste. Entonces era impensable salir a la calle sin sombrero.
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