Publicado por Umma1 octubre 25, 2012


Leía en el blog de Román, un post que se llama: bitácora del 15 de octubre (del 2005). 
Por una lectura de hace tiempo, me di a suponer que ese encuentro que relata, está mediatizado por el internet.

Dicen que no es cierto que la red haya contribuido a la comunicación humana. Yo no comparto ese criterio.

En el aún mínimo círculo de los que con privilegio nos servimos de Internet, se han generado formas del querer, decididamente nuevas, o que hacía mucho desaparecieran.

Lo digo, recordando aquellas amistades epistolares con personas de las antípodas.

Ha producido una modalidad de encuentro, que licua, literalmente, los sentidos con los que habitualmente nos conocemos. Ha refinado la percepción por caminos más primitivos, como el de la intuición. Y en ese escamoteo del cuerpo, ha tornado la coincidencia entre los amigos cibernéticos, más sólida, porque debe luchar contra el desesperante desconsuelo del abrazo que tenemos prohibido.

Esta comunicación que se cierra en el plano simbólico de la palabra escrita, siempre anda escasa de homenajes. Los detractores olvidan que para encontrarnos en cualquiera de las formas del querer que brota, debemos superar las barreras culturales, formas coloquiales, y a veces hasta el idioma mismo. Debemos saltar por sobre la ironía de los descreídos, la sorna de quienes no se han asomado, y nos consideran ridículos caminando sobre un alambre en las alturas.

Uff, los que me conocen saben que este es un tema que me apasiona, porque siento que seguimos siendo una vanguardia en el orden simbólico, a pesar de los años transcurridos desde su advenimiento.

Cuando era adolescente, intercambiar con chicos de otras naciones, suponía disponer al menos de los recursos económicos para cruzar continentes y mares. Significaba provenir de una familia abierta que los permitiera o fomentara. Tener fluidez y desparpajo, para trabar amistades con rapidez. Eso se ha quebrado, y aunque sigo creyendo que el viajar es una actividad fundamental para despertar los ojos y la mente, doy las gracias por este acercamiento doblemente significativo.

Y para aquellos amores que nacieron de la " casualidad" de un cruce en un chat, me parece oportuno asociar este fragmento de “La pasión turca” de Antonio Gala.
"La gente aspira a encontrar su otra mitad en su ciudad, en su barrio, y hasta en su calle; no sé cómo no la buscan en su cama. Y no es así: cerca nos tropezamos con los humildes premios de consolación. Las medias naranjas verdaderas están lejos casi siempre y son costosas. Lo que hemos de pedir, además de encontrarlas, es que el hallazgo no se produzca demasiado tarde".

4 comentarios:

amelche dijo...

Que la gente se conozca por internet no quiere decir que no se vayan a ver en persona. Internet puede ser, simplemente, la forma de conocerse, de ponerse en contacto y, después, si al cabo de un tiempo esa persona te interesa, llegar a conocerla en persona.

Sí, es un tema apasionante. Yo he perdido la cuenta de todos los blogueros a los que he conocido en los 7 años que llevo escribiendo, pero son bastantes. Muchos dejaron de escribir hace tiempo y no los he vuelto a ver. Pero fue bonito conocerse, fue interesante todo lo que me aportaron (espero que lo que yo les aporté también) y no me arrepiento de haberlos conocido un día.

Un abrazo fuerte:

Ana

Alberto dijo...

Después de un cuarto de vida, vuelvo a revisar páginas polvorientas, no de tierra terrestre sino de polvo de estrellas. Sigo admirando a los admirables y sigo envidiando a los envidiables. Mi tinta se quedó en el tintero, los anhelos en anhelos. El agua pasó bajo el puente y ya es hielo en algún antártico pozo azul sin fondo. Descargo mi ira dormida en el lecho de los injustos, bebo el agua turbia, soy el pasto de las fieras, la carne del cañón, la masa sin cantera. Pero acá estóy, haciendo como que vivo. Leo tu verbo y creo que es divino. Coincido como sabrás, que aunque demoníaco para muchos para nosotros el internet puede ser providencial. Y no solo para los que están en las antípodas, podemos encontrar antípodas mucho más cercanas, rodeadas por una avenida ancha y complicada para transitar, como la General Paz. Nosotros, los que en el interior morimos, nos entregamos a ti, Oh, Roma. Y a las pruebas me remito. Décadas atrás, Una, más exactamente, dos personas que creían ser un poco viejas, se encontraron en el aire. Sin caer, se abrazaron, planearon, se elevaron, se aplaudieron y acariciaron. Recorrieron mundos cercanos y lejanos, épocas y dimensiones. Y todo desde un teclado. Viajaste a Bialet, Viajé a Buenos Aires, Viajamos al Arroyo del Medio cuando solo existían carretas con bueyes. Visitamos desvanes, revisamos arcones, nos ensuciamos con el polvo de la historia. Nos abrazamos, nos miramos, nos disfrutamos en un pueblo sin nombre, en alguna llanura verde y amarilla, que ningún buscador electrónico o satélite espía encontrará nunca. Con la complicidad de una anciana de cabello atado, que siempre dejaba sábanas limpias con aroma a lavanda, pero de la planta misma y no de botellas plásticas. Y todo ello desde un teclado. Cantamos tangos, milongas, tocamos pianos y bandoneones, pisamos empedrados sucios, flamantes balcones, huimos a la madrugada hacia destinos inciertos. Y todo, absolutamente todo desde un teclado. Te imaginé como quise, te adoré de callado, sabiendo con certeza que el viaje lluvioso, la espera en la tormenta, el cristal empañando, nunca ocurriría, solo dormiría en mi teclado. Que bueno es hallarte, cada tanto, cada cuarto de siglo, cada decenio, cada lustro, cuando el tiempo lo quiera o nos empuja la angustia. Desde acá cerca, a la vuelta de la patria, te saludo amiga y siempre te espero, como dicen tus palabras en un comentario. Alberto.

Anónimo dijo...
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Miguel Schweiz dijo...

Yo me imagino Umma que es otro cosa distinta a la que se refieren.

Tú y muchos lo viven tal cual lo has escrito, una forma más de estar cerca. Sí.

Pero se da el caso también de las redes en que lo que se busca es la popularidad, el "me gusta" y se transforma en una lucha que va atacando la autoestima.

De todas formas cada uno lo vive como prefiere ¿Cierto?

¡Besos Pionera!:)