Leía en el blog de León el post del 11 de octubre, donde cuenta que encontró un castaño y levantó un puñado de sus frutos para regalar a alguien que aprecia las pequeñas maravillas.
Debí decirle:
- dale, guardame un par para el altar de mis recuerdos, que quien reciba las otras 3, sonreirá tiernamente a la ocurrencia… -
Pero como hacemos muchas veces, callé, y me quedé con las presencias tibias de unos tiempos que parecen mitológicos.
Hablar de castañas es revolver en mi memoria los días de mi infancia sobre el Atlántico Sur, caminando segura de la mano de mi padre, aunque el viento helado se embolsara tronando y se nos congelaran las palabras entre los labios.
Era esa etapa de la vida en que no se conocen urgencias, ni hay nostalgias, sino una explanada de afectos eternos.
No sé si me gustan por mí, o porque mi viejo tenía debilidad por ellas.
Las castañas que reconfortaban los dedos ateridos, aparecían en cucuruchos de papel que manos como sarmientos extendían a los embozados transeúntes.
Refugiadas en zaguanes, las ancianas dueñas del frío y de las marmitas de lata, tenían mucho de brujas y de hadas.
A mí me hubieran dado temor de no haber sido porque mi padre amparaba de todas las inseguridades.
En algún momento desaparecieron con sus trajes oscuros, sus bocas desdentadas, el dialecto siciliano y sus repadores milagros de castañas.
Ahora sí le digo al que movió tanta morriña:
- Si encontrás otras... guardalas en celebración de mis recuerdos.
Ocurrencias
Hace 2 horas
30 comentarios:
Aquí también están desapareciendo, aunque aún queda alguna, afortunadamente. Mi primer beso fue a un compañero de instituto en el arco donde se ponía la castañera (obviamente, en ese momento ella no estaba ¡ja,ja!)
Amelche, no puedo abrir el correo yahoo.
Podrías escribirme a gmail?
Gracias
Lindos recuerdos te han traido, quizás esa es la magia de las pequeñas cosas, los sentimientos y las cosas que te pueden hacer recordar.
Un abrazo.
Castañas no comi nunca, es mas no tengo idea que gusto tienen! Que bestia, me digo. En realidad cuando niña no habia mucha golosinas en mi dieta, excepto los caramelos de agua de rosas o los Nugaton que traia mi tio. Valia la pena esperar un viaje de el solo por eso.
Siiiiii, y estaban de muerte. Las cogias calentitas y las pelabas dandole vueltas porque te quemaban.
Las castañeras eran señoras vestidas de negro con toquillas y que asaban las castañas en un brasero de carbon.
Existir existen claro, pero ahora no son ancianas, los puestos los reparte el ayuntamiento asi que lo mismo te encuentras castañeros jovenes y mazizos, o chicas en vaqueros..
Y ya hay braseros de carbon, se asan en fuegos alimentados por butano.
Alguna vez las compre, pero ya no saben lo mismo, quizas por todo lo anterior, o quizas porque yo ya no tengo 10 años.
Por eso he dejado de comprarlas.
Los pequeños recuerdos, los olores, cómo soplaba el viento, el color de las flores, son detalles de aquella infancia, que hoy, a la distancia, corta o larga, nos calienta el corazón. Abrazos.
Exactamente, YESSI, como las pequeñas cosas se asocian a afectos que jamás se nos olvidarán.
Lo bueno de la vida, quizás.
Son ríquisimas PASQUIN.
De ellas se hace el marron glacé.
Pero, claro, lo ideal es comerlas calientes.
Un abrazo mío y de la beba ;)
Hola MAHAYA:
Siempre nuestros recuerdos en sintonía.
Acá desaparecieron por completo, me parece que de un día al otro.
O porque los inviernos se atemperaron, o porque nos dio la manía ser anoréxicas.
La cosa es que yo no volví a comer una castaña asada hasta que después de casarme, viajé a Galicia. Una tía de mi marido las prepara cotidianamente. Así que cuando voy las aprovecho.
Pero te juro que la primera vez que comí una en su casa, cerré los ojs y pensé que me metía en el tunel del tiempo.
Un abrazo
FGIUCICH, es que las cosas eran muy distintas en nuestra infancia a esto que viven hoy los chicos.
Cada tiempo tiene lo suyo, pero a mí me regusta recordar aquellos días, que van a perderse tragados por el tiempo.
Un abrazo
A mi tampoco me funciona al Yahoo, no puedo ver otra vez a la baby, me hackearon la pagina presumiblemente por fotos molestas para alguien y lo mas comico.... ¡se llevaron a Blanquita la mascota virtual! Menos mal que mis dos gatos estan durmiendo a salvo al lado mio. La veterinaria encontro a Sirio bien y espera pronto conocer Zighryt (aunque me queria vender una siames...)
como la 'madelaine' de Proust...
existen días en los que me echo en las manos la colonia que mi padre usaba cuando yo era niño... y prendo un cigarrillo. Aspiro el aroma que queda en mi mano derecha.
El mismo de los paseos y caminatas de la infancia.
Gracias Umma, lo he recordado!
Se nota q las castañas te devolvieron recuerdos muy lindos, es increible comopodemos compartir tantas cosas a pesar de la distancia (nos complementamos)verdad?.
Lamento no haber estado por tu espacio antes (mi compu estaba mal), pero bueno ahora estoy aqui nuevamente, un saludo.
Asi' es Umma...las nostalgias estan ligadas a sabores, olores y a pequeños ceremoniales... para mi las castañas son el otoño con el vaso de vino rojo dulce donde se embebian, que rico!
Aqui en Munich las venden en las esquinas y el olor te persigue por toda la cuadra, amenudo las como por amor al recuerdo y al calorcito del sentimiento mas que a la digestion...creo que con los años se vuelven pesadas..jajajaja!!
Un abrazo!!
Aquí ahora es el tiempo, y el otro día al acercarme al pueblo pensé que había un incendio entre dos calles. Al acercarme comprobé que se trataba de una anciana vendiéndolas, y vaya humareda que tenía formada.
¿quien quiere sentir nostalgia? mejor las asas y te las comes a su salud saboreandolas.
saludos
No tengo la tradición de las castañas, pero sí la de los recuerdos, sobre todo de esos pequeños detalles que te remueven el chocolate de la memoria hasta extraer lo más dulce que se quedó al fondo y te mandan en un vuelo, directo y sin escalas, a alguna fecha del ayer que nos pinta más de una sonrisa en la cara.
Gracias por tus comments en mi blog y, si sigues con problemas con el otro, mándamelos por email (ya tienes mi dirección) y yo los pongo por tí.
¡Me encanta tu blog!
~ El Doc
Desde el centro de mi Burbuja...
Hola PASQUIN.
Debía pasar algo raro con Yahoo. Argentina no habría. Por italia a veces sí a veces no...
Entraron a tu página?
Gluppp... Con el tema de mi mano, no hice visitas, casi. Ahora voy a ver.
Que tierno lo que decís REAÑO.
Algo así me pasa con el perfume que usaba una tía, cuando lo siento por ahí, me invade una felicidad inexplicable.
Hola ALETNIUQ.
Es que la distancia no tiene que ver con la sensibilidad y las coincidencias.
Gracias por la visita.
Saludos
Jajaja TIC TAC...
Reconozco que aunque son muy sabrosas, no superan el sabor que guarda mi recuerdo.
Pero... qué o quien puede competir con la idealización de los buenos ratos pasados?
Bienvenido MALATESTA.
Celebro que a uds. las tradiciones se les queden por más tiempo, a nosotros la película se nos pasa a mucha velocidad.
Ay METIS, soy porteña, la nostalgia es para nosotros una piel...
Yo no vivo en el pasado, pero reconozco lo que a veces trae de poesía.
Saludos y gracias por la visita
Leyéndote pensaba en el estómago, DOC. En ese placer tan primario que nos da el comer.
Pero no es el estómago, tampoco el sabor, sino las asociaciones que vuelven queribles a las cosas.
A la primera del pecho materno, se nos unen una infinidad.
Sabores, texturas, sonidos.
Me da muchísimo fastidio no poder responderte en el otro blog.
Como te dije, me encanta la filosofía con que lo llevás.
La mirada optimista que no se detiene.
Intento una vez más responder, si no hay caso, te la envío a tu correo.
Muchas gracias.
umma1
ayer, en el asado ese que te dije disfruté tanto, hablábamos de los olores de la infancia, de los que se perdieron, de los que recuperamos, con tu post, recuperé otro: el de las castañas asadas...
merci,
diana
Jo Umma, has escrito un montón y encima has cambiado el formato. El blog está divino!!! A mi el olor a castañas me llena de recuerdos porqué mi madre las hacia en invierno en la chimenea, y no me queda tan lejos en el tiempo, pero me has hecho recordarlo.
Un saludo!
Jajjaja DANIXA, no hay nada que hacer, los recuerdos parecen colectivos.
Me alegra que la pasaras bien.
La gata y gatitos?
Qué bonita costumbre, LAURA, asar las castañas en la chimenea...
Quedaría muy perfumado...
Un abrazo
me encantan las castañas calientes que tambien me recuerdan una parte de mi infancia........ no tan edipica.
la posibilidad de comer las frutas robadas de los arboles me hacia la idea de que la libertad era posible, cuasi india cuasi nomade, hasta que el sol me avisaba que el sueño habia terminado, pero habria mas al otro dia.....
Tenazas Calientes
Publicar un comentario