Fines de 1980, comienzos de 1990

Cuando mi hijo era chiquito, casualmente, frecuenté mucho esa esquina. Mi madre tenía la manía de regalarle, cada día, un juguete, a su único nieto, con la excusa que para mimar están los abuelos. En el barrio de San Cristóbal se reunían las jugueterías mayoristas, que ofrecían mejor precio y variedad.

Para esos chiches cotidianos, nos habíamos hecho clientas fijas de la que funcionaba en el amplio y hermoso local de Matheu y constitución. Una casa de 900 con ventanales inmensos por ambas calles, alfeizares generosos, donde mi niño se sentaba a jugar con las bolitas de los paraísos que adornaban las veredas.

Estoy segura que más que por otra cosa, se había convertido en nuestra favorita por su buen ambiente. Paredes pastel, vendedores de excelente humor y esa luz indescriptible que se derramaba sobre los objetos y los chicos.

Fue por una coincidencia, años después, persiguiendo la obsesión del “Civico y La Moreira” (1), que di con el legajo policial que me reveló el destino primero del local que albergaba la juguetería.

Quedé tan impactada como si el destino de esas paredes me perteneciera. Quizás por el tremendo cambio, quizás por la rapidez con que se pierde la memoria o por esa sucesión que pasa sin improntas, o porque, en definitiva, donde estaba la noche había entrado el sol.

La tragedia y epopeya, no habían dejado rastros, será que los fantasmas de aquellos que no pudieron ser buenos, se habían enternecido entre trencitos y muñecas.

Las torvas miradas del ayer trocadas en los límpidos ojos de los chicos.
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(1) El cívico y La Moreira, fueron dos personajes del ambiente de avería y del tango primitivo.
Que vivieron, supuestamente, en el Barrio de San Cristobal.
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Pasó tanto tiempo entre una entrega y otra, que posiblemente ya no recuerden el comienzo. Así que si desean leer la anécdota completa, pinchen aqui.
Le pido mil disculpas a Fernando, para quien estuvo dedidacada esta historia, por las ausencias, tan prolongadas.

17 comentarios:

fgiucich dijo...

Què bueno poder leerte y saber que estàs bien. La verdad que, ademàs de extrañarte, estaba preocupado por tu largo silencio. La historia de Buenos Aires es atrapante. Inspirado en el segundo capìtulo de esta historia, escribì La Polaca que, cuando puedas y tengas tiempo, lo puedes leer en la ediciòn de CLARA del 26 de Abril. El cafè se està enfriando amiga mìa. Abrazos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Me alegro yo también de que hayas animado a posterar de nuevo, te echaba de menos. Impresiona que en aquellos lugares lóbregos de antaño, de donde se sacaban los cadáveres de noche, haya hoy una juguetería. Creo que, con justicia, podemos pensar que se ha mejorado... Besos, querida amiga.

AleMamá dijo...

Welcome back, querida Umma1

amelche dijo...

¡Cómo cambia la vida en 90 años! Bienvenida otra vez. ¿Todo bien?

Adolfo Calatayu dijo...

Es cierto,se te extraño tanto...algunos lugares de Buenos Aires no han cambiado tanto,no crees? el citado por ejemplo conserva muchos edificios viejos,la misma luz,los mismos olores casi casi la misma música,solo la gente es distinta ligeramente...
un cariño grande

Baakanit dijo...

Le tengo envidia de la buena a Fernando, ya que a mí nunca me han dedicado un escrito tan bonito.

"Una casa de 900"
No entendí lo que quisiste decir con eso.

Me ha impactado mucho el contraste, lo que era antes, y lo que era después, y como dices, esa historia que no dejó rastros.

De malevos a tiernos chiquitines.

Un saludo hermanita, espero que estés bien y que el tiempo que has pasado perdida haya sido muy bien empleado o sino, bien descansado.

Un abrazo.

TICTAC dijo...

Hola Umma! Celebro tu regreso con tan buen escrito...la vida da' muchas vueltas y siempre de alguna forma nos reconecta fisicamente a esquinas del pasado desde las cuales vemos el presente...un juego extraño donde todo pasa al mismo tiempo.

besos

dispersa dijo...

hola Umma,yo conocí ese local ..casi aclaro "la juguetería" como si podría haber estado en lo q era antes aja ja ja ja,me encanto saber de esa historia.
Espero q estes bien.

un abrazo

SAFIRO dijo...

¡Hola!
es una alegría encontrarte y saber que estás bien.

Se siente curiosidad por saber más sobre algunas casonas de esa época, o quienes serían sus habitantes.

Seguramente entre tantos juguetes y risas de niños esos fantasmas, enternecidos, la pasarían mejor.

Que tengas un lindo fín de semana.

BESOS!

Sebastian Filipputti dijo...

Que relato tan visual, me gusto muchísimo.

Los espacios se llenan de recuerdos por quienes existan para narrarlos, de lo contrario el sitio se reinventa a si mismo y hace de lo último, lo primero, lo mítico o incluso ancestral en la memoria reciente que se añeja pronto.....

Saludos y un beso

Alyxandria Faderland dijo...

Alegria que hayas regresado, y que en ese lugar ya no dediquen a achurarse a certeras puñaladas sino que se haya trastocado en un mundo mas inocente.
Aunque hay lugares en que el aura de lo que fue ayer, aun queda. Solo queda esperar que tengamos el suficiente tino como para ir limpiando el camino y no dejar las marcas de la sordidez de nuestros tiempos. Parece que es algo que cuesta.

Fernando dijo...

Waoo, casi no me lo habia podido creer y me la he pasado buscando por otro Fernando dentro de la lista de blogs.
Te agradezco la mencion, pero sobretodo agradezco la continuacion de la historia, que continua llenandonos de intrigas y sorprendiendonos con la depurada tecnica y el elegante estilo que parece estas decidida a desarrollar.
Enhorabuena y ojala vuelvas pronto!

Vicky dijo...

Tras casi dos meses de ausencia regreso a recrearme en tus añoranzas que logran tocar mis fibras.
Caricias en tu alma.

Rodolfo N dijo...

Preciosa recreación y pintura estilista. Realmente me gusto
Un abrazo

SAFIRO dijo...

Buen fin de semana!!

Besotes

Solo Palabras... dijo...

A veces los ambientes se redimen, como seres humanos y nos muestran el lado que antes no se pudo conocer.
Me gustó mucho la historia.
Cariños

Celia dijo...

Me encantan las historias, seguro que la sigo... desde el principio...

Besos