Hoy, terminé la 2da lectura de la última novela de mi entrañable amigo León Arsenal.
Recuerdo que cuando me llegó hace unos días, rompí rápido el sobre y permanecí con los ojos fijos en la portada, las manos aferradas a una historia que por fin tiene cuerpo de libro, con esa emoción que llega cuando le nacen hijos a los amigos.
Llevo varios años leyendo a Arsenal, en un principio, por la amistad que me unió con la persona a quien dedica este libro, y luego por el enorme placer que me brinda su prosa.
“Los malos años” – historia de Pedro el cruel y de su esposa Blanca de Borbón- fue una parte de mi vida en los últimos dos años. Tuve la fortuna de estar presente cuando surgió como idea y, la alegría de seguirla en todo su derrotero.
Pedro, que era para mí, el hijo de aquél Alfonso que vivió temiéndole a la peste negra, para morir en sus garras, según nos contaba la Dra. María del Carmen Carlé, en las clase de Historia de España, en la Facu; se me hizo familiar junto a Blanca, Benavent, Beaumont, en el entusiasmo con su autor buscó y seleccionó las crónicas, la documentación, en cientos de horas de charla y lectura de borradores.
León, a quien considero un tipo querible con el que se conversa de lujo y se discute con apasionamiento, logró reconciliar a la historiadora que hay en mí con la novela histórica, el día en que me dieron impreso en papel oro, el último borrador de “La boca del Nilo”.
No se puede menos que mirar con respeto, y felicitar a un novelista que toma el hecho histórico con tanto respeto, la extraordinaria formación en el tema que alcanza antes de lanzarse a escribir y, la excelente documentación que reúne.
En su momento, nuestra amiga, le había preguntado, sabiéndolo un viajero infatigable, si había recorrido el Nilo, tal era la excelencia de las descripciones que hacía.
Hoy, yo le preguntaría, si vivió en la edad media, porque recrea una atmósfera como jamás sentí. Y digo “sentí” porque de eso se trata. Arsenal nos introduce en los tiempos que describe, logra que pensemos como españoles del 1300, padecemos la tensiones, las indecisiones, las locuras de una época terrible. Y nos deja con sed, con la sed de su propia curiosidad que hacemos nuestra, la sed de más que dan los buenos vinos que no deseamos dejar de catar.
6 comentarios:
ANA
ME DELEITO CON TU DELEITE,
ES QUE NO SOY LECTOR,
NO ME GUSTA LEER.
ME TIENE MAL PROUST.
ACABAN DE REGALARME EL CUARTO TOMO DE
"EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO"
Y ES UNA LUCHA ENCARNIZADA...
APOSTÈ LEER TODO
LLEVO TRES AÑOS EN ESTO...Y NO ABANDONO!
LA ENVIDIO SEÑORA!
QUE SUS HORAS SEAN HERMOSAS!!!
ADAL,
CON EL CORAZÒN EN JAPÒN!
Umma,el placer de tener un buen libro entre las manos, y mantener, a la vez, ese contacto directo con las palabras e ideas que el autor ha desgranado poco a poco,es como ,bien dices,saborear sorbo a sorbo un gran reserva de excelente cosecha....
Enhorabuena al escritor y a todos sus lectores.Un beso.
Sí, los libros son como los vinos, al primer párrafo o sorbo, uno ya se da cuenta si lo dará cuenta hasta el último trago (o página). Abrazos.
Umma,
me apasiona tu entusiasmo al contarlo, al describir tus sensaciones, ya dan ganas de leerlo!
Ya de vuelta, paso a agradecerte tus palabras en mi "casa" y tenés reservado un lugar en mi mesa.
Te dejo un fuerte abrazo y mis deseos de una hermosa semana.
BESOS!
IRMA
Se ha de sentir muy bien, el ser testigo de la evolución de una idea para luego verla concretizarse y convertirse en mariposa con alas numeradas.
Transportar a un lector a esos años requiere mucha habilidad e investigación, ya que unos cuantos anacronismos podrían hechar a perder la obra.
Me has transmitido tu alegría, felicidades al señor Arsenal.
Te cuidas hermanita.
bueno, por lo menos te enviaron el libro; yo tengo dos ya, que me los mandaron en sendos archivos PDF, puse la impresora 'en leasing' de la oficina a imprimir y el pago fue via transferencia bancaria....
Uno que lo tuve en adelanto exclusivo, mi jefe cumplio la promesa a rajatabla del secreto de no divulgar nada.
Escribir novela o relato historico, asi sea de 1950 ya es un desafio, no solo porque en cualquier momento uno hace que el protagonista caliente algo en un microondas, sino porque hay que meterse en la piel de y la cosmovision de esa epoca, ademas de lo que llamo 'horas-culo' de archivos y textos de epoca y luego quemarte la cabeza para que el escrito no parezca un texto de historia...
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